viernes, 3 de abril de 2015

LAS MENTIRAS DE LA SEMANA SANTA


                    La Mentira de la Semana Santa                          

En la Biblia no encontramos instrucciones acerca de guardar tal fiesta de “Semana Santa.” De hecho, las costumbres y los procedimientos que se siguen durante la celebración realmente están en pugna con las enseñanzas de la Biblia; por ejemplo, la costumbre de abstenerse de carne durante la “Semana Santa.” La Biblia indica que una abstinencia como ésa por razones religiosas sería un rasgo de apostasía, diciendo: “Algunos apostatarán de la fe . . . por la hipocresía de embaucadores . . . éstos prohíben . . . el uso de alimentos que Dios creó para que fueran comidos con acción de gracias por los fieles que han conocido la verdad.”—1 Tim. 4:1-3, traducción católica romana, Biblia de Jerusalén. 

Jesús nuestro Señor dijo que a Dios se le adora apropiadamente “en espíritu y verdad.” (Juan 4:24, Torres Amat) ¿Pueden armonizarse estas palabras de Jesús con la práctica de la “Semana Santa” de celebrar una procesión religiosa que da prominencia especial a una imagen de Jesús? Al contrario, la honra y el homenaje dados a una imagen material, física, claramente violan el principio bíblico: “Por fe caminamos, no por vista.”—2 Cor. 5:7, Bover-Cantera. 

Sin embargo, quizás algunos observadores de la “Semana Santa” sostengan que no es la imagen la que recibe la honra, sino aquel a quien la imagen representa, Jesucristo. No obstante, los mandamientos francos de Dios prohíben hasta tal adoración relativa de imágenes. Él dice: “No harás para ti imagen de escultura, ni figura alguna de las cosas que hay arriba en el cielo, ni abajo en la tierra . . . No las adorarás.” “No os fabricaréis ídolos, ni estatuas, ni erigiréis columnas o aras, ni pondréis en vuestra tierra piedra señalada, con el fin de adorarla.” “Hijitos míos, guardaos de los ídolos.”—Éxo. 20:4, 5; Lev. 26:1; 1 Juan 5:21, TA. 

Considere la falta de sabiduría al honrar una cosa impotente hecha de madera, piedra o piedras preciosas. No tiene vida, simplemente es obra humana. No puede razonar como persona. No puede hablar, tal como una muñeca no puede conversar con una niña. No puede oír las peticiones de uno, ni ver los peligros inminentes y luego gritar para advertir. Con razón, entonces, la Palabra de Dios muestra la tontería de honrar una imagen como se hace durante la “Semana Santa.”—Isa. 44:9-20; 46:5-7; Sal. 134:15-18, TA.